sábado, 23 de mayo de 2009

ACERCA DE DAVID LYNCH

Por Diego Erlan


David Lynch cruza la puerta a medianoche. Camina con los brazos tiesos al costado de su traje azul. Alguien lo saluda y él responde con un hi, how are you , a la vez cordial y automático. Y sigue. Alguien le tiende la mano y él se la estrecha, agradece los gestos de admiración y sigue. Deja atrás a las personas de pie en el hall de arribos del aeropuerto Salgado Filho de Porto Alegre (Brasil) que se dan vuelta y miran al hombre de la camisa blanca prendida hasta el cuello. Es el creador de una obra maestra como Terciopelo azul (1986) y de una serie que revolucionó la televisión como Twin Peaks (1990). Es, sin dudas, el director de cine más inquietante de los últimos treinta años y por eso lo cruza un fotógrafo y dispara su cámara. El flash marea a un Lynch que sigue hacia su objetivo. Quiere salir a la calle. Necesita fumar. Se ubica junto a la parada de taxis y saca un cigarrillo. Le convidan fuego. Lynch abre los ojos y acerca su rostro hasta la llama. En su primera visita a Brasil, acaba de pasar cinco días entre hoteles de San Pablo, Río de Janeiro y escuelas públicas de Belo Horizonte. Llega para brindar una conferencia en el ciclo Fronteras del Pensamiento Copesul Brasken en la Universidad Federal do Río Grande do Sul (UFRGS). Y además aprovecha para promocionar su libro autobiográfico sobre creatividad, cine y meditación trascendental Catching the big fish (algo así como "Atrapando al gran pez", que a principios de 2009 saldrá en la Argentina). No tuvo tiempo para recorrer las ciudades, le dice a Ñ, pero le encantó "la comida, la gente y el mood (humor)". Habla despacio, arquea las cejas. Dice: "Maravillosas montañas". Tiene el perfil del tío extravagante: el saco arrugado, los zapatos sin lustrar. Y el fanático, desde luego, intentará encontrar en él los rasgos de alguno de sus personajes. ¿O acaso en el episodio piloto de Twin Peaks , el agente Dale Cooper (Kyle McLachlan) no se maravilla con los árboles que bordean el camino? "A veces llego a pensar que Kyle es una especie de alter ego", decía el director después del estreno de Terciopelo azul . Cooper como doppelgänger de Lynch. Llega precedido por una declaración que repercutió en los medios: "La meditación trascendental puede terminar con la violencia de Río", dijo Lynch en su faceta de predicador del pensamiento de su gurú Maharishi Mahesh Yogui. Hace treinta y cinco años que practica esta técnica ("si meditas es porque quieres acceder a un nivel más profundo de la vida", dice) y en julio de 2005 creó la David Lynch Foundation, que trabaja en programas de educación basada en la conciencia y la paz mundial en escuelas públicas y privadas de Estados Unidos y el resto del globo. En los últimos días de vida del Maharishi (murió en Holanda, en febrero de 2008), Lynch observó que nadie escuchaba a su maestro y decidió "salir" a comunicar el mensaje. "Si experimentas este nivel más profundo, la conciencia comienza a expandirse. Con práctica, todas las personas pueden hacerlo." Mientras aguarda que sus colaboradores salgan del aeropuerto, aclara que la meditación no es una religión, y recuerda que cuando comenzó con su fundación había tres escuelas implementando esta técnica. Ahora son dieciséis. Lynch se entusiasma: "El mundo está cambiando", dice, convencido. Y arroja el cigarrillo al suelo y lo pisa. Aunque sus amigos le digan que deje de fumar, comenta, no lo consigue.

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